—¿El collar que alguna vez llevó la reina de la Corona Imperial? —preguntó Sofía, frunciendo ligeramente el ceño mientras observaba la pieza sobre el escenario.
Recordaba bien ese collar.
A Mariana García le fascinaba.
En su vida anterior, Alejandro lo había comprado a un precio desorbitado… solo para regalárselo a ella.
Y todo porque Elías se había encaprichado con Mariana a primera vista.
Ambos, sin medir límites, elevaron el precio hasta las nubes。
¿Y ahora?
¿Por qué Elías traía a cuento ese collar otra vez?
—La verdad, no tiene nada de especial —dijo Elías con indiferencia—. Pero me gusta cómo luce. El precio de salida es de diez millones. No me importa cuánto tengas que pagar: ese collar debe ser tuyo.
El rostro de Sofía se ensombreció.
¿Diez millones?
Con lo que tenía a la mano, eso era impensable.
¿Era una broma? ¿Una trampa?
—¿Qué pasa? ¿No puedes? —Elías ladeó la cabeza con una sonrisa apenas perceptible—. Si no puedes, puedo arreglar que lo pagues de otro modo.
Una corriente