La mano de Lucca se instaló en mi brazo y con una mirada llena de fuego y ruego, hablo:
— No vayas a él. Quédate conmigo.
No me gusta estar en estas situaciones, no me gusta sentirme acorralada. Ahora en estos momentos de mi vida mucho menos, cualquiera me diría que Lucca es sin duda la opción que debo tomar, pero no se trata solo de eso.
Yo no me siento en condiciones de vivir un romance, solo he vivido uno solo una vez en mi vida y me ha dejado destrozada de miles de maneras. Ha sido sin duda trágico.
— No…
Mis palabras quedaron a medio terminar, Lucca me ha jalado a él, me sostiene entre sus enormes brazos y su boca se une a la mía en un acto al que puedo llamar, desenfreno absoluto.
Su beso es voraz, es tal cual un agujero negro que consume todo a su paso. Estás sensaciones que creía muertas, surgen con gran arrebato robándome más de un suspiro.
Me siento como una persona que lleva tanto sin comer y cuando ya tiene un bocado en su boca siente que no puede saciarse tan fácilm