—¿Eres feliz?
Sonrió y ajusto mi agarre en Román mientras descanso mi cabeza en su pecho.
—Por supuesto que lo soy— murmuro con los ojos cerrados.
Es la mañana siguiente y ambos permanecemos en la cama, desnudos luego de una fantástica noche juntos.
Miro mi mano que descansa en el abdomen de Román y la luz que se filtra por la ventana hace resplandecer el anillo.
—¿Quieres que nos casemos pronto o deseas preparar una ceremonia grande?
—Quiero solo a nuestra familia y quizás quieras invitar a algún amigo cercano.
—¿Un mes?
Levanto la cabeza y lo miro con los ojos abiertos.
—Es demasiado rápido —me rio cuando hace una especie de mohín.
—Dos meses.
—Mes y medio.
Me siento en la cama y paso mi pierna por sus caderas y quedo a horcajadas sobre él.
Me da una sonrisa perezosa al tiempo que sus manos vas a mis caderas y luego a mi trasero.
—Creo que un mes es muy poco tiempo.
—Podríamos hacerlo en el jardín, puedes hacer lo que quieras con él.
—Así que tengo carta blanca en todo —arqueo la cej