Punto de vista de Clío
Los tres se acercaron a nosotros, parecían dioses disfrazados de humanos que amenazaban con desatar un nuevo infierno en la Tierra.
Su propio tipo de Infierno.
Caminaron lado a lado hasta que Jorge dio un paso más amplio hacia adelante, estableciendo una formación triangular.
Unos guerreros se acercaron sigilosamente por detrás de ellos. Al principio fue un movimiento lento, luego se convirtieron en una ola imparable y destructiva, prometiendo una muerte rápida a los miembros de la manada Desierto Ámbar.
Dominaban las tierras que invadían. Si alguien se interponían en su camino, simplemente lo arrasaban.
Nunca había visto nada igual, ni siquiera la noche en que la manada Luna Blanca atacó. Tomás no hizo nada, no corrió a ayudar a su propia gente... solo se quedó allí, dejándolos luchar por sí mismos.
Los gritos de los inocentes resonaron contra las nubes de tormenta sobre nosotros.
Con un simple movimiento de muñeca de Javier, los guerreros se dispersaron. Un rel