Punto de vista de Jorge
—¡Te lo prometo... no es lo que piensas! —Oí a Javier gruñir mientras intentaba empujarme, pero yo estaba demasiado ocupado golpeándolo puñetazo tras puñetazo.
¿Cómo se atrevió a intentar aprovecharse de ella de esa manera?
—¿Entonces, ¿por qué estabas en su dormitorio? —era como un hombre poseído, solo veía a mi hermano protegiéndose la cara a través de mis ojos nublados por un velo rojo.
—Porque...
Continué golpeando mientras la humedad de la sangre cubría mis nudillos. Seguí lanzando puñetazo tras puñetazo en su rostro, unas manos intentaron agarrarme desde atrás, pero yo era demasiado rápido para ellas, estaba demasiado enojado para ellas.
—¡Jorge, para! —oí la voz de la tía Elena detrás de mí, ella también debía estar intentando separarme de él.
Él decidió que ya había tenido suficiente de mis golpes cuando asestó un duro impacto en mi sien, sin contenerse en la fuerza detrás de él.
—¡Porque necesitaba que me dijera la verdad! —me gruñó, con su lobo al bord