Pero nada ayudaba hasta que alguien tomó mi brazo y me sacó de debajo de él... Enrique.
Me sostuvo contra él mientras papá, Javier y Esteban, cargaban contra el Alfa y sus combatientes restantes.
—Maestro, venga. —escuché que uno de ellos lo llamaba mientras ayudaban al Alfa a ponerse de pie.
Mamá estaba de pie a nuestro lado, el rostro del Alfa palideció mientras ella le quitaba su energía.
Le lanzó una mirada mortal a mamá antes de permitir que sus subordinados se lo llevaran.
Enrique me lanzó a los brazos de la tía Elena, quien me sostuvo firmemente mientras él perseguía al Alfa junto a Javier y papá.
Ante su apresurada salida, los combatientes restantes de la Manada Luna Blanca comenzaron a retirarse hacia las fronteras, aunque nuestros guerreros intentaban detenerlos.
Bloqueé el enlace de la manada y las voces intentaban actualizarnos sobre los asaltantes.
Volví al suelo en segundos, liberándome del fuerte agarre de la tía Elena mientras mis manos presionaban la herida abierta y s