Punto de vista de Josefina
—¿Enrique? —lo llamé, él permanecía junto a la ventana, sentí un terror absoluto inundarme, su espalda se había tensado y sus manos se apretaban en puños. Podía sentir la invasión, como un virus intentando apoderarse de mis sentidos. Náuseas severas advertían a mi cuerpo que la manada estaba en peligro.
Podía sentir el pánico a través del vínculo de la manada mientras la voz de papá resonaba a través del enlace.
Llegó demasiado tarde, habían elegido el momento perfecto para atacar.
Me acerqué a Enrique, mis piernas aún estaban un poco temblorosas, pero me uní a él en la ventana.
Jadeé ante la vista frente a mí. Había cientos de ellos... cazadores, un ejército completo enviados para destruir. Era como una marea de trajes negros mientras corrían hacia el salón de la manada, destruyendo a cualquiera que se interpusiera en su camino. Habían regresado, no solo con más armas, sino con más atacantes.
Observé con horror mientras se dirigían directamente hacia donde