—Lo haré.
—¿Y cuál es tu historia?
Por eso prefería la Casa de Alfa, menos preguntas sobre mi propio pasado. Lo entendía, era el visitante, el que todos querían sonsacar.
—Anduve de aquí para allá hasta que comencé el programa... ¿y tú? —respondí vagamente.
—Nací y me crie aquí —contestó, sonriendo con orgullo mientras alcanzaba el sal y la pimienta al otro lado de la mesa.
Sería una pérdida de tiempo intentar obtener información de Ramón. No solo era el Beta de la manada, sino que, al haber nacido y criado aquí, su lealtad hacia la familia Alfa sería inquebrantable. Como debería ser.
—¿Cuánto tiempo te quedarás? —preguntó Ramón justo cuando uno de los guardias a los que había estado siguiendo esta noche me hizo la señal de que volvía a su puesto.
—No mucho tiempo, la nueva admisión comenzará pronto y tendré que regresar para eso —respondí. Después me levanté, tomé mi bandeja y la coloqué en el carro de limpieza.
—Bueno, si puedo hacer algo para ayudarte mientras estés aquí... —ofreció