—Tu amiga parece tener problemas con el personal de esta noche. —su voz grave de alguna manera tenía la capacidad de enviar pequeñas vibraciones a través de mí.
De repente sentí su fuerte agarre en mis caderas.
Logré apartar la mirada de sus ojos, descendiendo hasta sus labios... donde se demoraron demasiado. Una sonrisa burlona asomó en su boca. Sí, debía parecer bastante divertida en ese momento.
¿Qué diablos me pasaba?
—Es de mala educación escuchar conversaciones ajenas. —Recuperé mi equilibrio, apartándome de esa frialdad que me cubría por la falta de su tacto mientras daba un paso atrás.
Él y sus amigos definitivamente no eran humanos, solo los hombres-lobo tenían auras tan ricas y actitudes tan dominantes.
—¿De qué manada eres? —pregunté, pasando mis manos por mis curvas para ajustarme el vestido, el calor de su mirada quemándome.
—Shh, este es un club humano. —Por un instante, sus ojos brillaron con el fulgor de su lobo cuando lo pillé observándome. Sus profundos ojos marrones