Punto de vista de Carla
No quería entregar al Alfa Marco al consejo, no confiaba lo suficiente en ellos como para creer que sus intenciones eran honorables, pero Héctor dijo que era la mejor opción para seguir adelante.
Solo acepté con la condición de ir sentada en la parte trasera de la furgoneta que transportaba a nuestro prisionero desde la Manada Nocturna Reformada hasta las oficinas del Consejo en la Ciudad, cerca de la Manada del Fantasma Oscuro.
Durante la mayor parte del viaje, él estuvo inconsciente, mi médico jefe le administró un sedante que se desvanecería justo antes de llegar al edificio del Consejo.
Cuando los ojos del Alfa Marco se abrieron y nos encontró a Héctor y a mí mirándolo, su reacción no fue lo que yo había pensado que sería. Creía que pensaba que ya estaría muerto. Quizás eso habría sido la mejor opción.
—¿A dónde me están llevando? —arrastró las palabras mientras el sedante seguía en su sistema.
—A tu audiencia ante el Consejo. Ellos decidirán tu destino... —