Capítulo 222
Punto de vista de Héctor

Debí saber que no debía dejarla ir al hospital sin mí. Usó su don sobre Rosa. Quedó exhausta. Lo que le había extraído a Rosa la había consumido. Tenía que entender que no podía hacer esto, que esta no era la solución, exponiéndose al peligro de este modo.

Se negó a quedarse en la Casa del Alfa y, con Tomás en el territorio, no quería perderla de vista. Estaba pálida como un fantasma y había algo más dulce en su aroma... no lograba identificar qué era exactamente.

Orfeo jamás fue sutil, así que cuando irrumpió por la puerta de la habitación de Rosa tuve que sujetarlo y explicar nuestra repentina intromisión al padre de ella y a Ramón ahora.

—¿Alfa? —Ramón se levantó y dio un paso calculado, interponiendo su cuerpo entre la cama y la puerta.

—Tranquilo, Ramón, es el Alfa Orfeo... solo quiere comprobar algo. —le comuniqué por enlace mental. Que Orfeo actuara de forma tan brusca y posesiva... solo podía significar una cosa...

—¿Qué le sucedió? —rugió Orfeo al pasa
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