Punto de vista de Carla
¿En qué estaba pensando...?
Oí que me llamaba mientras yo caminaba empapada por la casa de de Julio, dejando huellas mojadas sobre las escaleras alfombradas, pero estaba demasiado furiosa para detenerme a secarme los pies.
Solo quería comprobar si aún recordaba cómo nadar, y deseaba hacerlo en privado. El Beta Eduardo había accedido, pero solo si esperaba un rato conmigo, lo cual hizo, quedando impresionado con mi habilidad natural para nadar.
Me sentía orgullosa de mí misma… Hasta que casi me ahogaba.
—Carla, espera. —su voz me siguió mientras sus largas zancadas me alcanzaban rápidamente. Aceleré el paso al entrar a nuestra habitación de invitados, solo para cerrar la puerta de golpe... pero su brazo y hombro la bloquearon, abriéndola de un empujón.
Necesitaba insistir en tener habitaciones separadas. No quería estar cerca de él ahora, y mucho menos compartir un dormitorio.
—Mira... lo siento. —Ofreció al abrirse paso. Era lo único que odiaba a veces del víncu