Punto de vista de Carla
Observaba la reacción de padre ante lo que Elena acababa de admitir. El médico de la manada la miraba con asombro.
—¿Bebiste el veneno de lobo... y sobreviviste? —preguntó el médico, completamente anonadado.
—Apenas. Estuve en coma durante cuatro años. Las máquinas me mantuvieron con vida.
—¿Has considerado un trasplante...? —Las palabras del médico eran como una pesadilla enfermiza que se negaba a desaparecer.
—No me someteré a un trasplante, no quiero darle más vueltas… Me basta con pasar tiempo con Bruno y Carla. —afirmó con firmeza, sin mirarme ni una vez.
—Te aconsejaría...
—Gracias, doctor, pero estoy plenamente consciente de mi estado de salud, me han hecho todas las pruebas, me han examinado los mejores entre los mejores especialistas… Solo algo para el dolor, si tiene a bien recetármelo…
—Si el Alfa está de acuerdo con que lo recete...
Los ojos de padre se posaron en mí antes de volver al médico.
—Sí, estoy de acuerdo. Bueno, Elena, puedes retirarte. So