Al caer la noche, los lobos levantaron el campamento. La tienda de campaña del Alfa era custodiada por varios guardias. Alfa Caleb se encontraba en un escritorio, sentado revisando algunas cosas y escribiendo en un pergamino, mientras que Namar, permanecía sentada en una silla, en una esquina del lugar. El joven Alfa levantó la vista para ver a la loba y se percató que ella permanecía con sus ojos semicerrados, con su cabeza apoyada sobre su puño, al borde de caer dormida.
- ¿Te aburre estar aquí? - comentó Alfa Caleb. Namar abrió los ojos - pensé que siempre habías soñado con ser una princesa.
- De hecho, es bastante tedioso… - confesó.
- ¿Qué preferirías estar haciendo? Lavando trastos, sirviendo la mesa, siendo de entretención para mis hombres…
- Apuesto a que sus lobos se divierten más que usted, allá afuera.
- ¿Con Astrid? Es muy probable.
- No me refiero a eso
- Sé a lo que te refieres… ¿Quieres salir? Ir y sentarte alrededor del fuego, bailar y canturrear tontamente, como