Al llegar a la mansión, Aleksi bajó de la limusina y dio órdenes precisas al chofer y a uno de sus guardias para que llevaran todas las compras directamente a la habitación. Kattleya, que observaba desde un rincón, no pudo evitar notar la gran cantidad de paquetes y bolsas que su amo había adquirido. Estaba convencida de que todo aquello era para esa mujer que ella ya detestaba con todas sus fuerzas.
Se acercó a él, intentando iniciar una conversación, pero Aleksi alzó una mano para detenerla.
—Estoy muy ocupado y apurado, nos vemos luego.
Ella lo miró con atención.
—¿Todo bien amo? —preguntó, deteniéndose unos pasos más allá.
—Claro que todo bien. Voy a ver a Natasha.
Kattleya frunció el ceño.
—Usted se nota ansioso.
—¿Claro? ¿Por qué crees que estoy ansioso? —respondió él, con un brillo en la mirada y mirando de una manera molesta a Kattleya. Ella enseguida al verlo con un manera, "del que no se le cuestiona, decido solo negar. —. Prepárate, porque este fin de semana habrá una inmen