Capítulo 6. Parte 1
Antonella:
A lo lejos veo el autobús y corro para alcanzarlo, hasta que llego y subo a toda prisa, con los latidos del corazón a mil, sin poder respirar con precisión, lo que quiere decir que me hace falta hacer ejercicios. A duras penas saludo al conductor, sentándome tras de él. Durante el trayecto hacia mi casa, me voy pensando en lo bien que me hizo hablar con el doctor Brunetti, algo que debí haber hecho el primer día en que Cinnia me lo recomendó.
Es bueno hablar con alguien que no te conoce, y no ser juzgada es una sensación de alivio que reconforta, aunque, ahora que lo pienso, todo el relajo desaparecerá, porque recuerdo que vivo con ese hombre que me hace la vida imposible. No quiero ni imaginar la cara de Bruno, o lo que me dirá cuando llegue, solo agradezco haber dejado la cena preparada, un problema menos en mi vida. Intento no pensar en Bruno, y a la mente se me viene esa mirada verde, y sonrío por el ridículo que pude haber cometido por mi despiste, aunque fue bueno par