Capítulo 52. Parte 2
Antonella:
Me saco el pijama y quedo solo en bragas. Muy despacio, como una gacela, me acerco. Comienzo a pasar mi lengua por su torso musculado y continúo al observar que, aunque sigue con los ojos cerrados, sonríe ante mi osadía. Llego a la cinturilla de su bóxer, y orgullosa de la experiencia que he obtenido al leer los libros de mi querida escritora, Marcelita Pajarita, bajo la prenda, dejando al descubierto ese gran trozo de carne que tantas veces me ha hecho gozar. Ahora retribuyo tanto placer, pues, como nunca, tengo el control. Sigo con mi labor, y mi lengua juguetona pasa una y otra vez por ese mástil erecto, logrando escuchar la exótica melodía de los gemidos de Diego.
Mi sexo palpita, pidiendo a gritos ser atendido, y sin necesitar preliminares, pues lo que hago me excita enormemente, decido detenerme para sacarme las bragas y poder montarlo. Así, empiezo a cabalgarlo como si tuviera que domar a un potro salvaje. Me muevo lentamente, sintiendo la fricción de su pelvis.
—¡Qu