Capítulo 47. Parte 3
Diego:
Los ojos de Marcus se abren lentamente, hasta que asoma su sonrisa al verme parado al lado de su cama. Su semblante cambia al notar, del otro lado, a Ambra. Él sabe que soy incondicional, que lo amo profundamente, pero este cariño y cuidado que le ofrezco cada día desde que nació no lo ha tenido con ella; por eso la mira confundido.
—¿Cómo te sientes, campeón? —pregunto, tomando su mano.
Ambra, imitando mis movimientos, coge la otra mano de Marcus y sonríe con cinismo, para luego clavar su mirada amenazante en mí. Aprieto la mandíbula, queriendo no discutir, y menos estando junto a mi hijo.
—Me duele la cabeza —comenta, intentando tocar la zona donde tiene los puntos, un acto que detengo de inmediato.
—Pronto se te pasará el dolor, solo necesitas reposo.
—Sí, pero no quiero estar aquí, papá.
—No te preocupes, mi vida —interviene Ambra, con esa voz que en vez de calmarme me envenena—. Vendrás conmigo a casa, como corresponde.
—Mamá… —dice Marcus, totalmente hechizado.
—Yo te cui