Capítulo 44. Parte 2
Antonella:
Me tiro sobre la cama, poniendo los brazos debajo de mi cabeza, y ahí me quedo, silenciosa, esperando que mi mente comience a hablar —como ya es costumbre—, pero está dormida o concentrada en el techo. Suspiro y, de vez en cuando, pestañeo más de lo normal, un tanto somnolienta por el aburrimiento que me provoca estar sin Diego, un hombre al cual me he vuelto adicta.
Él es interesante, no solo un buen amante. Me gusta escucharlo hablar, lo apasionado que es con su hijo, lo mucho que lo ama y cuida. Es inteligente, ama su profesión y siempre está estudiando para llenarse de conocimiento. Me explica con paciencia cuando no entiendo algo, y eso me hace sentir orgullosa del hombre que tengo a mi lado. En pocas palabras: él es perfecto.
La mirada de Diego es iluminada, sobre todo cuando recuerda el nacimiento de Marcus. A veces llego a creer que fue el hombre más feliz sobre la Tierra con la llegada de su hijo. Y lo mejor de todo es que tiene la suficiente inteligencia para omit