Cuando ese lobo salió del bosque e impactó en el coche, realmente no supe qué paso. Solo recordaba los cristales estallar, los gritos y el sonido de las llantas girando. Luego de eso, mi cinturón de seguridad se había roto.
Y yo había terminado desmayada sobre la carretera, inconsciente por quién sabe cuánto tiempo, hasta que Tarren apareció. En realidad, nunca pude comprobar que Zaid hubiese muerto.
—No encontraron a nadie en el coche —dijo Arawn—. Nadie se quemó. Por más que averigüé, esa noche no hubo ningún fallecido.
Me separé de él por completo y fui a sentarme sobre la cama. Mi mente estaba totalmente conmocionada. En realidad, nunca vi su cuerpo, no escuché sus gritos. Pero en un accidente así, donde el coche ardió y yo casi terminé muerta, ¿cómo es que había logrado sobrevivir?
—¿Sabes dónde está? ¿Lo viste? —inquirí de pronto, mirando a Arawn.
Él negó y arrodilló frente a mí, a los pies de la cama.
—Según el reporte, los pasajeros del coche abandonaron el lugar d