- ¡Theo! - le reprochó Malica.
Nos miramos fijamente durante un rato y me di cuenta de lo enfadado que estaba Theo, porque le temblaban las fosas nasales. Theo sólo tenía ese aspecto cuando estaba muy enfadado.
- No me trates como a un niño, ¡porque no lo soy! - Me levanté y tiré la servilleta sobre la mesa.
- Si no quieres que te traten como a un niño, actúa como un adulto.
Desconcertado, salí furioso de la habitación. En el pasillo, me encontré con el gato malvado, que había intentado asesinar a mi perro. Me quedé inmóvil y él arqueó el cuerpo, erizándose por todas partes. ¿Iba a atacarme?
Ser asesinado por un gato sería trágico. Pensé con rapidez y conseguí abrir la puerta en cuestión de segundos, deslizándome con seguridad hasta mi habitación.
Big Cat se