Theo me destruyó por completo. Y me sentí como si estuviera en un ring compitiendo con su novia por atención.
Me sequé las lágrimas y fui al baño a lavarme la cara. Luego abrí el portátil y me localicé para poder pedir comida para el gran gato. Llamé a recepción:
- ¿Greg? - Me pregunté si era él.
- ¿Greg? Aquí no hay nadie con ese nombre.
- Pero es tu voz, Greg - insistí.
- ¿Quién habla?
- Maria Lua, una invitada en el piso de Theo Casanova.
- ¿María Lua? - Parecía recordarme. - Sí, sí, ¿qué quieres?
- He pedido un envío para mi perro. ¿Podría dejarlo aquí cuando llegue, por favor? Está hambriento.
- No hay problema, señorita.
- Llámeme Malu, por favor.
- Lo haré, señ