- ¿Es... ¿Esto es un sueño? - pregunté, con la piel estremeciéndose de inmediato ante el mero sonido de su voz.
- Confieso que yo también tengo dudas... - Sonrió y me tocó la cara.
Sentí su cálida mano y cerré los ojos, rozando sus dedos con los míos:
- No es un sueño...
- ¿De verdad creías que te dejaría sola con esta idea tan loca? - me susurró al oído.
Abrí los ojos y vi una sonrisa en sus labios:
- ¿Viste mi mensaje entonces?
- Claro que lo vi.
- ¿Y por qué... ¿No me respondiste?
- Primero porque necesitaba tiempo para asimilar todo lo que me decías. Y luego... Porque pensé en sorprenderte e intentar ayudarte de alguna manera.
- Fue una sorpresa maravillosa. Sólo... No lo pongas todo en peligro. - Miré a mi alrededor, asegurándome de que no había nadie de la familia Hernández cerca de nosotros.
- Sólo para tranquilizarte, hablé con Ben y Anon también.
- ¡No puedo creerlo! Esos traidores... - Sonreí.
- Mamá y papá me enviaron besos y abrazos... Por supuesto que les daré uno a cada