3. El brujo

Todos vieron llegar a ese gran lobo de pelaje blanco reluciente, caminando pausadamente. Era tan alto aún en cuatro patas que nadie notó a la mujer que llevaba en su lomo, recostada. Todos al pasar le hacían una reverencia con la cabeza y él les respondía con una mirada amable. 

Fue directamente a la casa del brujo para que pudiera atender a Andara. Cuando este lo vio acercarse, pensó que venía herido, así que corrió afuera para recibirlo.

- Alfa, ¿estás bien? ¿Tienes alguna herida que deba revisar?

- No vengo por mí esta vez, Fen. Te traigo un caso particular. 

El lobo se echó con cuidado en el suelo, apoyando su panza en el piso lleno de verde pasto. Fen, el brujo, pudo ver inmediatamente a una chica acostada en el lomo del Alfa. Se sorprendió tanto que tuvo que mirarlo a los ojos para saber si era una broma o si realmente era una humana. 

- Lo es y está herida. La dejaré contigo, confío en tu magia.

Fen alzó la mano y la chica comenzó a flotar sobre el lomo del lobo como levitando. La trasladó así mismo dentro de la casa y la dejó en una especie de camilla de hojas suaves y telas vaporosas. Andara sentía que estaba sobre una nube tan esponjosa y agradable que no se movió. Ya en la cama, al tratar de sentarse soltó un quejido agudo. Las costillas empeoraban. 

- Soy Fen, el brujo de la villa ¿Puedo revisarte?

- Sí , por favor. Me duele mucho. 

- ¿Cuál es tu nombre?

- Soy Andara Hers.

- Es un hermoso nombre, aunque es muy fae para que me agrade del todo. 

- ¿Fae?

- Sí, cada nombre tiene su origen y significado. ¿No lo sabías? Incluso los humanos les dan importancia a los nombres de sus hijos.

- Mi madre nunca mencionó nada sobre el mío. Pero creo que sí, es cierto.

El brujo removió la ropa de Andara con cuidado, esperando ver si lo que tenía era una herida o era una rotura de algo. El Alfa no le dio mucha información al respecto. Cuando se la levantó a la altura del estómago, vio grandes moratones en la zona de las costillas. Los tocó con la punta del dedo y Andara gritó de dolor. 

- Tu nombre significa Brillo del Sol. Tienes las costillas rotas. 

Andara no sabía si estaba más sorprendida por saber el significado de su nombre o por saber que realmente tenía rotas las costillas.

- No te preocupes, tengo justo lo que necesitas. 

El brujo se adentró tras una puerta que daba a una pieza hacia el interior de la casa. Volvió en unos minutos con unas hierbas y una taza hecha de barro. Colocó una cantidad de hojas en la taza y le echó agua caliente encima. Lo tapó con un hermoso paño brillante y azul y dijo unas palabras incomprensibles para Andara. El paño dejó al instante de tener ese color azul y quedó blanco como la nieve. Fen tomó la taza y se la acercó a ella para que bebiera el contenido. 

- Es amargo, no es agradable. Pero supongo que el dolor que sientes tampoco lo es. Tómalo todo. 

Andara asintió con la cabeza, tomó la taza con sus manos y se lo bebió. Era horriblemente amargo, pero al final, cuando ya estaba todo en su estómago, sintió un dejo dulce y picoso.

- Es por la magia. La buena magia es dulce.  Acuéstate y duerme. Cuando despiertes, estarás bien.

Andara se acomodó con cuidado en la cama de hierbas y telas y cerró los ojos con un sopor que vino sobre ella de pronto. Al pestañear, antes de quedarse completamente dormida, vio la sombra de un gran hombre que entraba vestido de negro y azul, tenía el pelo largo, salvaje y tan blanco que brillaba con la luz del atardecer sobre él.

- ¿Ya la atendiste?

- Sí, Alfa. Al despertar, va a estar como nueva. 

Andara no podía ni hablar de tanto sueño que tenía, así que se dejó caer en el vacío del sopor mientras unos ojos negros la miraban fijamente.

Cuando volvió a abrir los ojos, era de mañana. Lo supo por que el sol iluminaba la casa desde un ángulo diferente. Se tocó la zona de las costillas y se dio cuenta que no sentía dolor alguno. Así que se sentó en la cama y se levantó la ropa. Los moratones seguían ahí, pero sin dolerle. Se acordó de pronto del medallón de su madre y se llevó las manos al pecho. Ahí estaba. Aún lo tenía. Quizás ya no le servía para nada, porque estaba lejos de su casita en el bosque, pero sentía más cerca a su madre si lo llevaba con sigo. 

- No te preocupes, aquí hay mucho oro. Nadie te lo va a robar. 

Andara miró desde donde venía la voz y reconoció al brujo de ayer, Fen. 

- Perdón por la desconfianza, es que ya me trataron de robar el medallón y es muy importante para mí. 

Fen le sonrió amablemente, con compasión. Una chica tan joven y ya había tenido que experimentar cosas muy desagradables. El Alfa le había narrado cómo fue que la encontró, pero no le dijo por qué decidió salvarla. El brujo tampoco era lobo, era un tipo especial de ser mágico, mezcla de hada del bosque y hada del sol. Por eso tenía poder para sanar y conocía hierbas que lo ayudaban en esa misión. 

- La piel demora más tiempo que los huesos en recuperarse. Mañana será una marca rojiza y al día siguiente ya no habrá nada. Ya puedes levantarte. Te traerán ropa para que te asees y te cambies. Eso que traes parece ropa para dormir.

- Es que lo es.

Andara sintió ruborizarse su rostro por la vergüenza de estar en esas fachas delante del brujo. Se agarró las manos y bajó la cabeza. Él se arrepintió de haber dicho aquello al instante.

- Viviene vendrá a ayudarte. Debo irme, pero ella te acompañará en lo que necesites, Andara. Nos vemos.

Andara dio un paso rápido hacia el brujo y le agarró un brazo para que no se fuera.

- Muchas gracias, Señor Fen. Por curarme y por dejar que me quede en su casa anoche.

- Agradécelo al Alfa, niña. Yo sólo hice lo que él me solicitó.

- ¿El Alfa es una especie de ... rey aquí? 

- Es mucho más que eso. Un rey da órdenes a los demás para que hagan lo que les pide. Pero el Alfa, el daría su vida por proteger a su pueblo y a su villa. No necesita dar órdenes, porque todos le obedecemos por voluntad y agradecimiento. Confiamos en él y él confía en nosotros. Debo irme.

Andara abrió su mano para soltarlo y el brujo salió de la casa. Ella pensó en que jamás había conocido a una especie de líder así. Todos quieren liderar para que otros les sirvan y no tener que hacer ellos nada. Quieren ser temidos y tener poder a través del miedo. Pero al parecer, aquí las cosas no funcionaban así.

Se abrió la puerta de la casa en ese momento y apareció una mujer de largo cabello castaño, muy brillante, que caía salvaje sobre su fino cuerpo. Traía una trenza que coronaba su frente. Sus ojos verdes y brillantes contrastaban con su piel clara. Era realmente hermosa y alta. 

- Hola, Andara. Soy Viviene. Te traje algo de ropa y otras cosas para que puedas asearte. El brujo te describió a la perfección. Espero que esto te quede bien, es lo más pequeño que encontré.

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