Ser tratada menos que un esclavo

Mainor Lumbi era un hombre vago e irresponsable, siempre se apoyó en sus padres para vivir de lujos y comodidad sin ganarse nada, lo cierto era que no solo era haragán, también era vicioso e injusto.

La Empresa que montara con capital tomado de los recursos monetarios de los abuelos de Gaby no era la primera vez, esa era por enésima vez en que venía ante sus Padres y le salía con el cuento de que tenía una idea brillante., para luego decir que todo le había salido mal por culpa de terceras personas.

La cantaleta ya se lo sabían todos, el abuelo, apoyado por la abuela de Gabriela, se decían entre sí, llegando a la conclusión de que ellos como padres debía ayudar siempre, " a un hijo se le apoya en todo momento." "no, no siempre ha de ser así, a veces era necesario dejar caer al fango de lo más bajo, dejarlo embarrarse salpicar de lodo, sufrir y encontrar sus soluciones por su propio esfuerzo, porque así se aprende en la vida." si no ahí estaba de ejemplo el tío Mainor.

Mainor y Felipe Lumbi eran los dos hijos de los abuelos de Gaby. ¿Se podía ser tan buenas personas y tener un hijo de ese calibre? la respuesta era si.

Mainor había hecho desfalcos, su hermano Felipe y padre de Gabriela siempre trató de ayudar y quizás ese fuera su error.

Pues entre tantas estafas y atracos que Mainor hiciera, en vez de matarlo a él, equívocamente eliminaron al hermano bueno.

Estas eran cadenas que arrastraba en la conciencia de la abuela, ya que el abuelo había quedado en un estado vegetativo hacia ya año y medio.

Al ver Mainor que su sobrina no estaba resolviendo los servicios prioritarios de la casa, que solo se enfocaba en su madre, lo cual ya de por sí era un gran gesto de valor y bondad, se enojó mucho con su sobrina.

Llegó a la casa con la intención de amenazarla a que Gabriela pagara todas las facturas como siempre lo había estado haciendo, pero la chica brillaba por su ausencia. Su hija Micaela, quién no tragaba a Gabriela, dijo a su Padre.

—Gabriela está trabajando en el centro comunitario de ancianos, esa tonta está prácticamente viviendo ahí entre tantos vejetes. —dijo en tono despectivo.

—¿Ahí tiene a la abuela? —consultó Mainor, estaba gestándose una idea en su cabeza, y tal parece que de tal palo, tal astilla, la hija había llegado a la misma conclusión que él, separar a Gaby de su abuela para así obligar a pagar todo como antes.

En el proceso, ni a Mainor ni a su hija le importaba la salud de la abuela, pues no tenían ni siquiera empatía por la mujer que lo trajo al mundo.

Enseguida el señor Mainor fué a aquel hospital para ancianos en la cual su sobrina trabajaba así cuidando directamente a su abuela y de paso consiguiendo dinero para sustentarse las dos.

Al llegar, el hombre entró gritando, exigiendo, y con un sin fin de demandas arbitrarias, pero se encontró con una pared de concreto, las autoridades del lugar le dijeron en coro que su madre estaba ahí desde hacía más de dos meses y a él nunca le habían visto la cara ni para preguntar del estado de la señora.

Por supuesto, Mainor no era un hueso fácil de roer, él insistió en que él era el hijo de la señora, por lo tanto tenía muchos más derechos que la misma nieta, en este caso que Gabriela.

Gabriela quien estuviera ahí de pie dijo:

—¡Bien, si mi tío dice que él tiene más derechos que yo, que solo soy la nieta, lo invito a presentar escrituras de una propiedad dónde pueda llevar a vivir a mi abuela, tamborín su tarjeta de pago.

—No quiero que un vago como él exponga la vida de una persona mayor y la deje enfermarse por falta de atención, porque así es él y su familia, ninguno de ellos era digno de pasarle un vaso de agua a mi viejita.

Mainor quién ahora mísmo tenía el semblante rojo de la rabia que sentía, dijo en tono amenazante.

—¡Tú me pagarás esta humillación! —Gabriela lo escuchó con calma, no se sentía ni un poco cohibida de las amenazas del hombre, solo se limitó a levantar sus hombros en señal de "me da igual lo que digas".

Al paso de tres dias, en la casona, todos estaban sufriendo por las falta de comida y servicios básicos.

Por ejemplo, no había electricidad, el servicio había sido suspendido, no había servicio de red, no había que comer y la casa estaba llenándose de suciedad, pues ninguno queria limpiar.

Gabriela debía limpiar después de venir de trabajar duro, su prima se sentaba a limar las uñas, a hablar por teléfono, ese era su Hobi, pero, como a todo chancho le llega su sábado, a ellos le llegaron lo suyo.

Mainor ya con hambre ordenó a su hija a que fuera a preparar algo para comer, en cambio la hija se enojó de inmediato. La chica respondió a su padre.

—Ve y prepara tú, ¿ahora me crees que soy Gabriela? pues yo no te prepararé nada. —insistió en quejarse en rabia, a lo que el padre dijera:

—Eres mi hija, ¿no puedes atenderme? — la hija respondió.

—Que lo haga mi madre que es tu mujer.

Mainor hasta en ese momento pensó que se había servido más de Gabriela su sobrina que de su propia hija, le dijo en tono amenazante.

—En algo me servirás, por que de nada no te tengo en esta VIDA. —aun más enojada la joven miró a su padre y se rió, en este caso ella tan solo lo veía el ejemplo de su propio padre, no le había servido a sus propios padres en nada, pero ahí estaba él haciendo quejas y reclamos.

—No me obligues a irme en contra tuya papá —amenazó de vuelta.

Como una broma el padre le dijo a la hija.

—¡Prepárate, venderé tu virginidad, después de todo, tu terminarás regalándolo a alguien que ni siquiera sepa apreciar tu tonto gesto. —recriminó Mainor a su hija.

—Jajajaja —Se rió la Chica, pues solo le dió dolor de estómago al pensar que ya se lo había dado a más de una decena de hombres su preciada virginidad. Como si supiera lo que pensaba su hija, Mainor advirtió a su hija.

—Cuidado y seas como tu Madre, nunca superé que solo me usara —dijo con cara despectiva ante la mirada de asombro que pusiera su hija.

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