Mirando dormir a su hija Micaela, la mujer suspiró era una persona que hasta ahora no había demostrado su valía, pero nunca es tarde, se deja escuchar a la voz de la sabiduría.
Basta con desear un cambio, se dijo tratando de hacerse la fuerte. Sabía que como madre no había aportado mucho a la vida de su hija, pero aún tenía la oportunidad de enseñarle a ser una persona honesta, después de todo, la vida se componía de eso presisamente, aprender de los errores del pasado.
Y ni hablar de su padre, el fue y siempre será un hombre sin conciencia, pero debía echarse a llorar por eso? después de todo ella tenía la culpa por aceptar a una persona así y procrear una hija, no concientizarse por esa nueva persona y hacerle mas fácil seguir el juego a quien fuera su esposo por más de 25 años.
—Hija mía —susurró al oído, esta se medio movió y se volteó para seguir durmiendo.
Tendría que empezar de algún modo, todas las cosas tenían su principio, ella lo haría también.
—Lo haremos juntas —se dijo.