29
El hombre coloca su mano sobre el hombro de su sobrino, para acto seguido posar sus ojos sobre mí.
—Que del Mijail frio sin corazón no hay rastro ahora…—sentí mis mejillas arder.
—Bueno creo que hay que hacer una fiesta—Interviene Elaine cambiando de tema, y lo agradezco ya que no quiero hablar sobre esto.