**ANDREA**

Siento que cada vez estamos más atrapados, como si camináramos sin salida dentro de una enredadera de tela de araña que se cierra sobre nosotros sin que podamos hacer nada para evitarlo, cada hilo es un secreto no dicho, una verdad a medias, una amenaza disfrazada de silencio, y por más que intentamos avanzar, todo se enreda más. El ambiente en el apartamento de Camila es irrespirable, el aire se ha vuelto denso, cargado de sospechas, de silencios que retumban como gritos contenidos, de miradas que se cruzan sin encontrar respuestas, tratando de descifrar lo que ni siquiera se atreve a ser nombrado.

Me levanto, sintiendo cómo el corazón se me sube hasta la garganta, latiendo tan fuerte que me aturde, y, aun así, con la voz tensa pero firme, me obligo a hablar, aunque cada palabra parezca tambalear con el peso de la incertidumbre que llevo dentro.

—Ya no sé qué está pasando aquí, pero necesito aclaraciones —digo, clavando la mirada en los ojos de todos—, no podemos seguir ac