**LEONARDO**
Ya es de mañana, pero mi rostro parece arrastrar el peso de toda una noche sin dormir. Me observo en el espejo del baño, y no hay nada en mi expresión que no delate el caos que se esconde detrás.
No dejo de pensar en cómo traté a Camila ayer. En su mirada contenida, en su voz quebrada al defenderse, en cómo se marchó sin volver la vista atrás. Me arde el pecho, me siento un completo imbécil. ¿Andrea habrá hablado con ella? ¿Y si no lo hizo? ¿Y si después de todo, ya no quiere verme? ¿Y si el plan se desmorona por mi estupidez?
Si eso ocurre… jamás podré romper el vínculo que me une con mi familia. Seguiré atrapado en esta farsa, cediendo ante las reglas de un padre que solo sabe manipular.
Me paso las manos por el rostro con fuerza, como si así pudiera despejarme. Me meto a la ducha y dejo que el agua caliente se lleve al menos parte del agotamiento que cargo. Luego me visto con la rapidez que el apuro exige: camisa blanca, pantalón negro, chaqueta gris oscuro, y el reloj