Luego de un largo día de trabajo, Mateo va en busca de su novia para esa cena que prometió, ella lo esperaba en la puerta de la casa de sus padres con un corto vestido azul, su cabello rubio se encontró recogido en un moño bastante complejo y sus largas piernas de modelo, porque eso es lo que es, brillaban bajo la luz del pórtico. Con una sonrisa satisfactoria, él se acerca a ella y le tiende la mano.

—Estás hermosa —le adula en voz baja para que solo ella pudiera escuchar.

—Gracias —responde ella con timidez.

—Estoy dudando en llevarte al concierto —le hace saber mientras la ayuda a subir al auto.

—¿Y eso por qué? —pregunta la joven.

—¿Preguntas en serio? —pregunta él—. ¿Acaso no ves cómo vas vestida?

—Estoy mal? —pregunta alarmada.

—Estás bellísima —le responde mostrando una sonrisa—. Es por eso que debería meterte en algún cuarto y no dejarte salir de allí —entona encendiendo el auto.

—¿En serio?

—En serio, eres la mujer más hermosa que he visto —le contesta antes de regal