La luz de la mañana colándose por la ventana comienza a molestarle, Bonnie no queriendo despertarse de su sueño «uno en el que está con el baterista de The Resident en un cuarto de hotel», se gira sobre su estómago y se cubre hasta la cabeza con el cubrecama. Pero es inevitable; esa lucha la ganó el día y decide rendirse a continuar con su sueño. Con un leve suspiro queda boca arriba mirando el techo de la habitación, observando con detenimiento un conjunto de luces, las cuales estaban apagadas en ese momento, formando un garabato fuera de lo común. Al escuchar ruido abajo y pensando que Marcelo ya debe estar levantado, aunque no entendía por qué iba a levantarse tan temprano un día sábado. Sin querer parecer una holgazana, se levanta y se dirige para encontrarse con él. Al llegar a la cocina, que es de donde venía el ruido, se queda paralizada en la puerta al ver que no se trataba de Marcelo. El joven que estaba dándole la espalda sirviéndose una taza de té, se gira hacia ella al ter