—¡No tienes teta para darle! —le grita Gaby, lo cual se gana un manotazo por parte de Noe, aunque Aye decide ignorar—. ¿Por qué fue eso? —le pregunta a su mujer.
—Por burro —le contesta, sin embargo, Gaby no se lo toma en serio y comienza a hacer el sonido de un burro a medida que se acerca a ella y ataca su cuello provocando que ría sin parar.
Aye, entra a la habitación del bebé y camina directo a la cuna en donde lo encuentra enredado en la mantita, ella sonríe al ver que era igual a su padre, pero con los ojos de su madre, sin duda iba a ser un rompe corazones. Con cuidado lo desenreda de la mantita, en la cual lo envuelve para luego levantarlo y cubrirlo con sus brazos. Lucien no dejaba de llorar, por lo que le pone el dedo meñique en la boca y el bebé lo comienza a succionar con desesperación, ella le tararea una viejísima canción de la cantante española, Malú. De un poco, el bebé dejó de llorar y solo se podía escuchar el tarareo de la joven y el chupetón de Lucien.
—Eres muy