Sin que ella se lo esperase la eleva del suelo obligándola a que le rodee la cintura con sus piernas. Dylan la lleva hasta la pared más cercana en donde apoya la espalda femenina, la mira por unos largos segundos a los ojos, perdiéndose en ellos, luego su mirada baja a sus labios en donde, por instinto, se pasa la lengua por el labio inferior dejando una fina lámina de humedad. El corazón de Aye parecía que iba a salirse de su pecho, cada vez latía con más fuerza, era como un caballo galopando con más intensidad a medida que pasaban los segundos. Ella podía jurar que Dylan escuchaba como su corazón la delataba con cada latido desordenado de su corazón. Sin hacer esperar mucho más, él se acerca hasta que sus narices se tocan y luego sin siquiera pedir permiso, su boca irrumpe en la boca de la joven. En una milésima de segundo ese beso se hace profundo y Aye envuelve el cuello de Dylan con sus brazos y él la toma de la nuca buscando más profundidad, cosa que parecía imposible. La boca d