— ¿Necesitas ayuda? —se ofrece Aye al verlo buscar una bandeja de ensalada, la cual ya tenía lista, dentro del refrigerador.
—No es necesario. No te muevas —le indica, sin dejar de preparar las cosas.
Ella lo observa y gracias a esas palabras, su mente viaja a un tiempo atrás. Solo había una persona que siempre le decía con ese tono travieso que no se moviera. Ella sacude la cabeza para volver al presente y sonríe al verlo moverse con ligereza y seguridad por el lugar. Debía reconocer que tenía una espalda bien definida y sus músculos se marcaban con los movimientos, se había quitado la chaqueta y esa camisa negra era una clara invitación a delinquir.
—Listo —anuncia Dylan y se acerca a ella dejando un suculento plato delante con carne al horno papas rústicas y una ensalada verde.
—Se ve fabuloso —exclama Aye.
—Espero que sepa fabuloso también.
Aye le sonríe y prueba el primer bocado.
—Mmm —saborea provocando que los pajaritos en la cabeza de Dylan comenzando a volar a una supe