Chiara:
—Bueno, creo que podemos afirmar sin ningún tipo de duda, que el cretino de Sanpier se puso él mismo la soga al cuello.
Adrián se ríe, como un verdadero loco y me contempla.
Yo comprimo los labios en una mueca.
No me siento bien. Llevo dos días con un terrible dolor de garganta.
Después de que me metí con el niño en la bandera, y Vi que no mejoraba, me sequé con rapidez y salí de mi apartamento pitando, en dirección al hospital.
Un escalofrío me recorre.
—¿ Qué hacemos ahora, jefa? – me increpa Adrián, notablemente emocionado.- la fusión está terminada. Todo está listo para que demos el golpe final.
—Aun es demasiado pronto. - farfullo y Adrián me contempla con el ceño fruncido.
—No te sientes bien, ¿verdad? Es evidente. Te has puesto pálida.
Asiento.
—No te preocupes. Un buen baño y una sopa casera te tendrán como nueva en menos de lo que canta un gallo.
Adrián:
Acabábamos de parquear el coche frente a su apartamento.
Ni bien se había bajado ella. Caminaba por el pasillo en d