Dentro de la furgoneta, Oscar y Monique discutían.
Ella le recriminaba por preocuparse por la maldita mujer que había arruinado la felicidad de ambos, el sentís que le ardía estómago.
—¿Felicidad? ¡¿De qué felicidad, hablas loca?!- masculló él. –¡ tu y yo nunca fuimos felices!
—Pudimos haberlo sido.- lloró ella. – si esa mujer no de hubiera interpuesto entre nosotros…
—No te engañes Monique, tú y yo nunca tuvimos nada. Nunca hubiéramos sido nada, porque yo siempre ame a Cinthia.
—¡No! ¡Ella está muerta!
—No lo está y lo sabes, amo a Chiara.
Monique se rió.
—Ella está muerta Oscar.¡ A estas horas, ya se ahogó! Solo me tienes a mí. ¡Siempre me tendrás solo a mí!
—No me lo menciones…¡¿o es que a así crees que he olvidado que tú saboteaste el avión de mis padre y si esposa?!
Ella elevó un hombro desinteresadamente.
—Era necesario. Estabas demasiado acaramelado con aquella cretina, la estilista pelirroja. Yo sabía que salías con ella por lo mucho que se parecía a Cinthia, y a tu padre no p