Entonces miró las fotos de sus enemigos, el plebeyo Javier López y el hijo de Lady Lorena que no se parecía a su padre. La puerta se abrió para dejar pasar a su mayordomo.

—Señor, ese joven se parece mucho a usted —dijo el mayordomo refiriéndose a Javier sin darse cuenta. —¿Es el joven amo antes de fallecer?

—¿Mi hijo? —preguntó Lord Henry desconcertado.

—Sí, ¿no es ese el señorito Henry?

Lord Henry por primera vez en su vida miró con ojos diferentes la foto de Javier López, el hombre al que habían mandado a arrebatarle la vida. No podía ser cierto, no podía. Por lo que sacudió la cabeza y miró a su mayordomo. Trató de disimular la conmoción que sus palabras le habían provocado. ¿Sería posible que Javier fuera su hijo y él lo hubiera mandado asesinar?

—¿Qué quieres? —preguntó para cambiar de tema.

—Señor, tiene que ver urgente lo que el reportero Matías está exponiendo en la televisión —dijo el mayordomo—. Es sobre el pasado de los Cavendish.

Lord Henry frunció el ceño. No p