318. LA FAMILIA
Con esas palabras, el hielo se rompió y la sala se llenó de un murmullo de conversaciones incipientes. La familia Belmonte, con su historia y sus cicatrices, comenzaba a sanar con la llegada inesperada de Sofía, quien traía consigo no sólo la promesa de un nuevo comienzo sino también la esperanza de restaurar la dignidad y el amor en una casa olvidada por el tiempo.
La huérfana Sofía, por fin sintió que podía reconciliarse con ese pasado que tanto daño le había hecho y que ahora volvía a ella en forma de esta familia que parecía haberse arrepentido de sus desmanes en la juventud y querían en verdad que ella formara parte de ellos.
Las historias compartidas, las risas tímidas ante anécdotas de una infancia ajena, y los retratos de una niña que no reconocía como su madre, pero que ahora sabía que era parte de su linaje, todo contribuía a esta nueva sensación de pertenencia.
Esa niña angelical en los cuadros, Victoria, su madre, había sido la conexión perdida entre Sofía y la fami