131. EL SIR
Sin decir una palabra más, Elvira compartió un momento de silencio. Luego, sostuvo a Javier, en lo que ellos se inclinaron frente a las fotografías y colocaron el ramo de flores que llevaban en honor a los antepasados que nunca había conocido Javier, el pequeño hijo de César, que imitó el gesto de su madre y colocó su propio ramo con inocencia y curiosidad en sus ojos.
En ese momento, una sensación de conexión y amor llenó el lugar. A pesar de la tristeza que los envolvía, la unión familiar se hizo presente y el recuerdo de aquellos que ya no estaban físicamente se mantuvo vivo. Después, Elvira tomó la mano de César y mirándolo con determinación, le dijo:
—Es hora de seguir adelante juntos, recordando siempre a nuestros seres queridos y construyendo un futuro lleno de amor y felicidad para nuestra familia. A partir de hoy César, no dejaremos que nadie nos robe esta felicidad, protegeremos a Javier de todo el que intente algo en contra suya, sin importar que puedan decir, porque es