130. LA CIUDAD DE CAPITALIA
La casa a la que se refería había pertenecido a sus padres. Estaba oculta por los árboles retorcidos y la maleza, alejada de miradas indiscretas. Detrás de sus paredes decrépitas y las ventanas tapiadas, existía una hermosa mansión oculta de todos.
Elvira sabía que allí, entre los ecos del pasado y los susurros del bosque, su nieto estaría a salvo. Al menos hasta que pudiera desentrañar el misterio que lo había puesto en peligro y que involucraba secretos celosamente guardados en esa extraña ciudad olvidada. Esta vez no escaparía, encontraría la verdad a como diera lugar.
—Mamá, ¿no crees que exageras un poco? —preguntó de pronto López. — Sofía y el pequeño Javier no están acostumbrados al campo y yo necesito la tecnología.
—César, parece que no estás consciente de lo que se te avecina, debemos escondernos por un tiempo de ellos. Dinero se nos sobra, no necesitas trabajar por mucho tiempo. Además, lo puedes hacer desde cualquier parte con esa vieja amiga tuya experta en tecnología