313. UNA FELICIDAD MERECIDA
También Elvira y Sir Alexander vivían esa emoción por primera vez. Con pasos respetuosos pero firmes, se unieron al círculo de abrazos que ahora parecía envolver a todos en un aura de unidad indestructible. Ese preciado momento que todos vivían por primera vez, parecía unirlos en una misma sintonía. La presencia de cada uno añadía una capa más de amor y conexión, tejiendo un lazo familiar que se sentía eterno e inquebrantable.
Era un testimonio vivo del amor y la fuerza de todos, un recordatorio de que incluso en los momentos más duros, el amor puede florecer y superar cualquier adversidad.
—Gracias Sofi —susurró César —. Gracias por esto, te amo.
La aparición de Mía, con su vientre redondeado como un globo en plena feria anunciando la próxima atracción principal, seguida por Fenicio con esa mirada de orgulloso futuro papá mezclada con la ansiedad, inyectó una dosis de alegría a la ya emotiva reunión familiar.
César y Sofía no pudieron evitar reír al verlos, conocedores de