Jeremy escuchó nuevamente el sonido de la puerta abrirse varios segundos después y esta vez quien apareció le hizo sonreír.
-¿Vengo en mal momento?- Marian entró con una taza de té humeante en la mano- Me encontré con Lyon en el camino y parecía… bastante consternado.
-El consternado soy yo con tantos problemas. Y pensar que todos decían que la adolescencia era lo más difícil de los hijos- sonrió levántense y alzando la mano- Ven.
La reina sonrió y se acercó sabiendo lo que su esposo quería. Caminó hacia la mesa dejando la taza y tomó la mano de este. Jeremy la abrazó y la cargó para dejarla sentada sobre el borde de la mesa y se metió entre sus muslos. Sus brazos la rodearon y enterró su rostro en la curva de su cuello oliendo cerca de donde estaba la marca de sus colmillos.
-Estás muy tenso- las manos de ella acariciaron su espalda.
-Pues ya sabes cómo ayudarme con eso- le murmuró el dejando un beso sobre su piel dejando una leve marca roja.
Marian sonrió y llevó sus manos al cuello