-Padre- Lyon abrió la puerta del estudio de Jeremy caminando hacia el interior mostrando sus colmillos.
Al momento se detuvo cuando este lo miró por debajo de sus gafas y una densa nube de feromonas se presentó ante el como una barrera.
-Acaso te has olvidado de tus modales- le gruñó el rey.
Una gota de sudor corrió por la sien del príncipe. Dio un paso atrás con los labios apretados.
-Lo siendo… padre- se disculpó con una leve reverencia. Por un momento se había olvidado que no solo era con su padre con quien hablaba. Era con el rey de todos los kilómetros a la redonda y un alfa que aun con su edad, si quería, podía poner de rodillas a muchos.
Jeremy no disminuyó sus feromonas, pero las dispersó en toda la habitación como advertencia de su autoridad. Soltó los papeles en sus manos y se enderezó en su silla.
-Siéntate primero- le dijo señalando con un movimiento de la cabeza la butaca frente a su escritorio.
Lyon sabía que no debía llevarle la contraria a su padre, mucho menos cuando