La tensión en la habitación era palpable. Lyonhart revisaba cada paso del doctor que cambiaban las vendas del cuerpo del omega. Ya estaba acostumbrado a ver lo que estaba debajo de las vendas, y no era que lo afectara cómo estaban, había visto cosas mucho peores en la guerra, era quien las tenía. Con solo saber que las había hecho él le revolvía el estómago. Nunca se imaginó que podría llegar a ser tan bestia.
Lo único positivo era que parecía magia que muchos de los moretones, marcas y mordidas fueran apenas visibles con el transcurso de pocos días. El doctor lo había atribuido a la unión de ellos y de la in fluencia de la feromona alfa que el príncipe llevaba soltando todo este tiempo. Había acelerado la capacidad regenerativa de su omega, después de todo, ahora estaba formándose un lazo muy estrecho entre ellos que era más que lo sentimental.
Sin embargo, Ashary no había mostrado indicios de despertar.
Ya no tenía fiebre. Podía tragar cosas ligeras siempre y cuando le fuera dado co