Sus piernas parecían patas de gallina. El rostro de Ashary se puso mortalmente rojo tras intentar levantarse de la cama y casi caer al suelo cuando sus rodillas lo traicionaron no pudiendo contener su peso.
¿Qué demonios?
Los brazos del alfa a su lado por suerte habían sido lo suficientemente rápidos para agarrarlo de la cintura antes de que se golpeara. Hasta su cadera estaba entumecida, el interior de sus muslos palpitaba, su agujero estaba se sentían hinchado y no cerrado por completo pudiendo jurar que se mantenía la sensación de tener algo dentro, y sus tobillos temblaban. Giró su rostro hacia Lyon y… le gruñó.
-Esto es culpa tuya- soltó haciendo que el príncipe alzara una ceja.
-Pues… en parte si, y en parte no, seamos sinceros- confesó con aquella expresión fingiendo inocencia- no fui yo quien se me subió encima y… no tengo que dar más detalles ¿verdad?
No, no tenía, el rostro de Ashary estaba rojo a más no poder y su boca abierta porque el alfa se la había devuelto. La vergüen