Para ser sinceros… no quería vestirse. Lyon abrochaba los cordeles de su camisa con un puchero molesto en su boca. Lo que quería realmente era desnudarse nuevamente y meterse debajo de la cálida colcha sobre la cama a solo pasos de él y volverse a dormir abrazando el cuerpo suavecito y cómodo del omega que había marcado. Era increíble lo rico que dormía cuando tenía a Ashary cerca.
Gruñó apretando los dientes mortificado cuando escuchó movimientos detrás de él.
-¿Lyon... ya te vas?- la voz adormilada y grave de Ashary hizo que los dedos del alfa se detuvieran en los cordeles de su camisa y mirara por encima del hombro.
Una sonrisa apareció en sus labios sin poder evitarlo. Ver al siempre pulcro, inmaculado, perfectamente arreglado Ashary Davreles, en esta faceta que tenía ahora mismo delante era divertido y hasta tierno. Con todo su cabello rubio alborotado sin forma, como una bola de estambre dorado brillante. Sus ojos entrecerrados por lo hinchados debido a las lágrimas de la noche,