Las manos de Lyon temblaban. Un simple recorrido por la mansión no pensaba que terminaría en ese tipo de confesión. Saber del pasado de Asha era más fuerte de lo que imaginaba. Con razón ellos dos eran tan diferentes. A él le dejaban sentir y vivir la vida, desarrollarse como un cachorro, mientras a Ashary…
-Ah- soltó un largo suspiro y se arrodilló cubriendo su rostro con sus manos. Había sido tan imbécil toda su vida. Seguro que sus discusiones con Ashary y todo lo que le había hecho pasar había provocado que sus castigos fueran peores.
¿Por qué nunca se había fijado en esos detalles?
Recordaba la forma en que el antiguo duque miraba a Ashary cada vez que había un suceso, pero nunca se imaginó la magnitud de lo que eso podría llegar a pasar.
-¿Pasaste hambre?- le preguntó el alfa sin tener cara para mirar al duque. Siempre lo recordaba bien delgado.
-El hijo del duque de Davreles no podría morir de hambre, ni parecer que no lo alimentaban- la respuesta de Ashary fue algo ambigua y