Días después de la cena, Daniel se encontraba en su despacho, esperándolo con creciente ansiedad. Cuando Marcos entró, trajo consigo una información que lo dejaría en shock.
—He investigado a fondo como me pediste —comenzó Marcos, dejando algunos papeles sobre la mesa—. La mujer con la que Enzo se encontró, se llama Leonora, pero después de investigar más, descubrí algo sorprendente: Leonora es en realidad Isabel Fernández.
Daniel se quedó completamente paralizado. Isabel. La misma mujer que había perdido hacía años. No podía ser.
—¿Isabel? —murmuró Daniel, su voz llena de incredulidad.
Marcos asintió.
—Sí. Isabel está viva, Daniel. No solo eso, parece que ha estado ocultándose bajo esa nueva identidad durante todo este tiempo.
El silencio en la habitación fue denso. Daniel estaba completamente desconcertado, incapaz de procesar lo que acababa de escuchar.
—Eso no puede ser... —dijo, sintiendo un nudo en el estómago—. Isabel está muerta. Yo mismo la enterré.
Marcos, consciente de la c