Capítulo 48: Bienvenidas a Noruega.
El aire de Oslo era fresco y nítido, con un aroma a pino y a un salitre distante que, para Cynthia, era completamente nuevo. Después de horas de vuelo, el cansancio se mezclaba con una oleada de emoción. Las niñas, a pesar del jet lag, miraban por la ventanilla del taxi con los ojos muy abiertos, fascinadas por los edificios de arquitectura moderna que se entremezclaban con construcciones más antiguas.
—¡Mira, Clara, un fiordo! —exclamó Estrella, señalando una extensión de agua que se abría paso entre las colinas verdes, aunque no tan imponente como los que Mathias había descrito.
Mathias, sentado al lado de Cynthia, la miró y sonrió, apretándole la mano.
—Esto es solo un aperitivo. Los grandes vienen después.
El taxi se detuvo frente a una casa de madera pintada de un vibrante color rojo, con ventanas adornadas con macetas de flores que colgaban alegremente. Un jardín bien cuidado la rodeaba, y un camino de piedras conducía a la puerta principal. Era diferente a todo lo que Cynthia h