Capítulo 37: Normalidad.
Martes por la tarde.
La Fundación bullía con actividad. Niños corriendo por los pasillos, educadoras organizando actividades, padres firmando formularios en recepción. Un día común, salvo por el torbellino que Cynthia sentía en su pecho.
Entró con Clara de la mano, su cabello recogido en un moño perfecto y sus labios apretados en una línea seria. Había aceptado llevarla, como todos los martes, con la excusa de mantener la rutina, pero en el fondo, sabía que se estaba exponiendo.
Sabía que él estaría allí.
Pero debía hacerle frente. Se sentía inmadura por actuar así, pero no sabía como enfrentar lo que había sucedido.
Tenía miedo.
Clara se soltó de su mano al ver a sus amigos y se perdió entre ellos, dejándola sola frente al vestíbulo lleno de voces y movimiento.
Y entonces lo sintió.
No necesitaba verlo. Su cuerpo lo reconocía antes que su mente.
Era Mathias.
Estaba a unos metros, inclinado sobre una de las mesas, ayudando a un niño con un rompecabezas. Su camisa remangada, la barba